
Nuestro adiós a Norberto Padilla
![]() Norberto Padilla fue un gran jurista, excelente profesional, hombre de Estado, académico, doctrinario y seguramente me quedo corto dada la vasta actuación que llevó a cabo en su vida. La notable calidad humana de Norberto ponía de manifiesto una bondad y una generosidad fuera de lo común que aparecían desde el primer momento a través de una sonrisa amplia y transparente que hablaba de un ser en el que la maldad en todas sus formas estaba ausente. Quienes tuvimos el honor de ser sus amigos siempre recordaremos que Norberto se hacía presente para acompañar, elogiar, destacar algún logro. Gozaba de los éxitos de los demás más que de los propios. Es la dicha que tienen aquellos que no saben de la envidia ni del rencor. Desde la cátedra ha dejado recuerdos imborrables para los miles de discípulos que accedieron al derecho Constitucional a través de sus enseñanzas. Fue un brillante orador que con convicción pero sin estridencias siempre expresó sus ideas con el don de no molestar a nadie. Su incansable tarea desde la Fundación Navarro Viola ha dejado sus huellas a través de innumerables acciones de bien. Fue un hombre de fe, un cristiano observante sin “observar a los demás”. Convencido luchador por la libertad de cultos, su labor en el logro del diálogo interreligioso de modo silencioso pero eficaz fue otro de los grandes logros de una vida luminosa. Nunca olvidaré la celebración del Pesaj en la Universidad Católica Argentina conjuntamente con una organización judía para el diálogo interreligioso. Compartimos la ceremonia en la que se explicaba el Seder. Conocía las canciones sefaradíes de memoria lo que me ayudó a seguir a los cantores. Su cara relucía más tarde saboreando los platos típicos. Compartíamos el placer por la comida y por la música. Gran amante de la ópera nos encontrábamos frecuentemente en el Colón. Siempre agradeceré tu invitación para que asistiera al acto de tu incorporación a la Academia de Ciencias Morales y Políticas. El salón se vió desbordado. En primera fila se destacaba la presencia de su esposa, Gloria Williams junto a su familia. Esa magnífica compañera de casi medio siglo que ayer en la misa de recordación señaló que Norberto había sido “el amor de su vida”. Tanto con él como con su hermano Aejandro –otro gran profesor – solíamos hablar en francés lo que nos permitía practicar una lengua que habíamos adquirido en nuestra infancia y sumergirnos en una cultura que queríamos entrañablemente. Queda mucho por decir. Hoy experimento el vacío que deja la partida de los seres que queremos y admiramos. Gracias querido amigo. Daniel Sabsay |